jueves, 28 de mayo de 2020

Interesadas simplificaciones



                                                                                                                                  
Parte de la involución en la calidad de la interpretación política, reducida  a consignas simplonas  que se repiten con una furia medieval, es la idea de que “si críticas a “A” es porque estas con “C”, simplificación grosera, casi estúpida, consecuencia de un mundo dividido entre “lovers”  y haters” donde no se ven grises, colores o matices solo se percibe una realidad donde todo es simple y fácil porque es binario, dividido, mecánicamente y sin apelación, en blanco o negro.

De esta forma se reducen realidades complejas y multivariables a una ilusión de simpleza  y se evita el proceso de estudiar, debatir e intentar comprender la  política y a los actores políticos como objetos de análisis que requieren de sofisticación analítica además de instinto.

 Así, habiendo sido anti masista desde el 22 de enero de 2006, basta que alguien manifieste su indignación con la reciente seguidilla de desaciertos del gobierno para ser tildado de “masista” o asimilado.
Lo propio ocurre con los que con gran frivolidad creen que de la lucha de 14 años, en la que gran parte de una generación sufrió discriminación, solo cuenta lo hecho en los últimos 21 días, negando los mártires de un proceso que va desde Roger Pinto a Cristian Urresti, pasando por más de 130 muertos, y miles de exilados, presos y perseguidos.

Los compulsivos del cálculo político creen que todos son de su condición, por ende criticar a “A” favorece a “B” y dan por descontado que si alguien lo hace es porque, desprovisto de principios y ética se deja, como ellos, controlar por su maquiavélica, interesada y mezquina mentalidad.

Los que critican el rumbo que ha tomado el gobierno de la señora Añez, su doble e inaceptable condición de candidata y presidente, la corrupción y mal uso de bienes públicos, no tienen, ni en su peor pesadilla, la idea de ver en el MAS una alternativa, son cabalmente los que creen que JUNTOS y su dirigentes estuvieron demasiado cerca del MAS durante 14 años y acabaron pareciéndoseles tanto que llegados al gobierno solo atinaron a comportarse con similares truculencias y cinismo. A quienes les irrita tanto cinismo, no han calculado beneficiar a nadie, solo a los que ya no quieren más cinismo.
Los críticos solo pretenden que Añez decline su candidatura, el pecado original de su gestión y  reconduzca las cosas.

La polarización entre “el MAS agrupación de “salvajes” y “nosotros” los de “Santa Jeanine” es la estrategia de la campaña oficialista cuyos artífices pretenden que les reditúe electoralmente de la misma forma que esa interpretación por parte del electorado  le sirvió a Carlos Mesa para acumular dos millones de votos y posicionarse como la personificación del voto” útil” en octubre de 2019.

A JUNTOS le sirve victimizarse mientras muestra un némesis sin aptitudes democráticas y mete miedo con sus acciones, a veces puestas en escena, para inspirar terror e incertidumbre y al MAS le sirve la destapada corrupción oficialista que insufló vigor en su discurso y que ya puede, implícitamente, compararse con los “otros” ladrones.

El intercambio de lodo reciproco entre los 2 frentes, en teoría los más extremos del espectro partidario, tiene exclusivamente un ganador que es obviamente el cercador de ciudades y una gran perdedora que es la democracia boliviana.

 La “forma evo” de hacer las cosas, el desparpajo del “yo le meto nomas”  de las puestas en escena, del engaño casi compulsivo, ya está siendo institucionalizada. El tráfico con la justicia, el juez Huancani  detenido como si rigiese la ley de la selva, la utilización de recursos públicos en campaña, la declaración de reserva del proceso, el hecho de que la presidenta solo grabe videos y no responda preguntas, lo prueban. Qué decir del  tufo a impostura en el que el “caiga quien caiga” solo sirve para maltratar a un incauto veterano ministro mientras el señor Mohammed Mostajo se pasea por el país, como, guardando las distancias, lo hacía la Sra. Achacollo.

El gobierno ha perdido el apoyo de gran parte de los partidos anti masistas y de no pocos ciudadanos independientes  lo que ha llevado a algunos dirigentes del MAS a creer que pueden frívolamente jugar el rol de una oposición convencional es decir de un partido que critica y  exige elecciones como si nada pasara al mismo tiempo que incentiva acciones de desestabilización.

Como si no estuviera en la memoria de los bolivianos los 14 años de corrupción y despilfarro, de violaciones y crímenes contra los derechos humanos.  Realidad histórica que el superlativo cinismo del candidato masista no podrá nunca cambiar, aun si tiene la desfachatez de pedir  un bono de más de 500 bs cuando sostuvo que con 100 alcanzaba, de reivindicar libertad de expresión cuando ellos la violaron o de hablar de transgénicos cuando fue Morales el que inició su legalización.

La polarización que se fomenta con fines electorales, sustentada en la simplificación y división entre “lovers” y “haters”, podría concluir en que muchos acaben por olvidar lo que realmente fue el masismo. Ello también sería la consecuencia de no haber iniciado las investigaciones, procesos y sanciones tanto en materia de corrupción como en los diferentes casos de violación de los derechos humanos en los 14 años de  oscuridad masista. Es jugar con fuego.
 

Pudo ser Lidia pero parece que va camino a ser emula de Evo


En medio de la pandemia las elecciones han sido postergadas para una fecha aún no muy precisa. La Paz social que aparentemente existe es solo una ilusión provocada por la cuarentena, no se debería apostar a que durará indefinidamente. Nunca es tarde para restituir la ética y la decencia a un proceso político. ¿No será el momento en que la Señora Jeanine decline su candidatura y convoque a un gobierno de unidad nacional para fijar prioridades para el resto de su gestión?

Las semejanzas entre Jeanine Añez y su gobierno con Evo Morales son cada día más evidentes, lo que ha llevado a un fin de la luna de miel que, como todo gobierno novel, mantenía con la mayoría ciudadana. Lejos de alegrarnos, esto nos preocupa. ¿No era ella la que iba a representar un gobierno distinto, una verdadero cambio poco menos que de era?

Cuando asumió, la mayoría sentimos una bocanada de aire fresco que nos hizo dar por derrotado un estilo de gobierno cargado de corrupción, amedrentamiento, narcotráfico, toma del sistema judicial y electoral y de todos los desaciertos que mancharon nuestro país durante 14 años. Ella simbolizaba el comienzo una etapa de transición que nos llevaría a alturas iluminadas después de años de oscuridad. Fuimos muchos los que participamos en la lucha por recuperar la democracia y la expectativa y optimismo eran  grandes.

Cuando llegó a la silla presidencial insistí que ella debía de cumplir la labor de Lidia Gueiler, una etapa de transición, convocar a elecciones y asegurar la pacificación, una oportunidad para quien tenga genuinos valores espirituales. De haber imitado a quien fuera la segunda presidente mujer de América, hubiese acumulado un capital político mayúsculo y asegurado su presencia en las lides políticas con respeto nacional e internacional por mucho tiempo. Pero con tristeza, hoy por hoy da la impresión de que  de tener la posibilidad de ser  Lidia, Jeanine parece estar en camino en pasar a la historia como una emula de Morales.

Pese a haber prometido varias veces que no sería candidata, Jeanine Añez faltó a su compromiso y pasó a ser simultáneamente presidenta y candidata.  De confirmarse la misma se convertirá en el segundo presidente de este siglo en candidatear a la presidencia estando en funciones. El otro fue Evo Morales Ayma.

El expresidente alegaba que lo discriminaban por  indígena, el  entorno de la Sra. Añez  se encarga de victimizarla por ser mujer, respondiendo a las críticas señalando el inveterado carácter misógino de quien las haga. Morales utilizaba ritos pre hispánicos para poner un sello de espiritualidad “indígena y ancestral”, al mismo tiempo que abogaba por el laicismo. Añez, por su lado, no era especialmente conocida por religiosidad, pero  utilizó durante sus apariciones la Biblia como  símbolo y hasta el ayuno como solución.

Sus ministros y hasta su familia utilizaron aviones oficiales para asistir a eventos violando la cuarentena emulando así uno de las costumbres más criticadas de Morales que iba en helicóptero las 30 cuadras que separan la residencia presidencial a palacio.

Los viernes se distribuye una edición gratuita del periódico Bolivia (antes Cambio), cuando los diarios del país atraviesan una de las peores crisis debido a la cuarentena. La Asociación Nacional de Prensa califico esto como competencia desleal y decenas de firmas del gremio  enviaron una carta pidiendo ayuda. Hasta hoy no se conoce una respuesta. Al igual que lo era el pasquín Cambio, el vocero oficialista de hoy solo realiza loas y zalamerías al poder con muy poca critica o investigación.

La Sra. Añez solo aparece en televisión para anunciar bonos y otras “buenas noticias”, un paso más allá de Evo Morales que cuando era confrontado a algún tema álgido alegaba “desconocimiento “, ella sencillamente no los toca.

Comparablemente al gobierno del MAS en el que había información reservada, hoy en día solo existe información parcial sobre los contagios, fallecidos y recuperados de la pandemia pero escasamente sobre los insumos médicos, el destino de las donaciones o en definitiva, datos concretos sobre las tendencias que goce de credibilidad oficial.

Se avecina una descomunal crisis económica, la Señora Añez ya dispuso ingentes cantidades de dinero contrayendo deuda para repartir efectivo a una gran parte del país, lo que era una necesidad inaplazable dada la pandemia. Tampoco ha abrogado el decreto 3973 que  permitió las “quemas controladas” y que fue el origen de los dantescos incendios de la Chiquitania en 2019 en el que se perdió un millón de hectáreas de bosques y miles de millones de animales se quemaron vivos.

Sin intentar abrir el debate, la presidenta aprobó entre gallos y medianoche, el Decreto 4232, que acelera el proceso para que en Bolivia se trabaje con semillas transgénicas irrespetando lo explícitamente establecido en la Constitución. En los últimos días intentó poner en vigencia muy cuestionadas restricciones a la libertad de expresión, después retrocedió solo para enredarse en un confuso episodio sobre respiradores y su utilidad.

La Presidente y su partido debieran recapacitar sobre la pertinencia de su candidatura.

 

 

 


Estado y Capitalismo en épocas de coronavirus


                                              

Para los liberales, y con mayor énfasis  para  los que defienden las ideas libertarias muy en boga últimamente, el Estado debiera reducirse a su mínima expresión, y como fin último, prácticamente desaparecer.  Desde John Locke y Adam Smith el estado tiene como único fin proteger los derechos individuales de los miembros de la sociedad; el mejor estado es el que menos interviene. El liberalismo clásico es reacio a un estado fuerte y a gravar con altos impuestos a los ciudadanos.

Lo objetivo es que desde el punto de vista de la creación de riqueza, de la innovación y la creatividad pocos disputan la idea de que el liberalismo y su mecanismo procedimental el capitalismo, funcionan y cumplen sus objetivos mejor que cualquier otro sistema. Como afirmara Henry Hazlitt[1]: "El sistema capitalista, es un sistema de libertad, justicia y producción. En todos estos aspectos es infinitamente superior a todos los otros sistemas que son siempre coercitivos. Pero estas tres virtudes no deben separarse. Cada una de ellas surge de la otra. El hombre sólo puede ser moral cuando es libre.”

Una de las grande paradojas de la predominancia del capitalismo por sobre el socialismo en términos generales tiene que ver con la galáctica disparidad entre los más ricos y los más pobres a nivel mundial. “Las ocho personas más ricas del mundo, todos hombres, acumulan en sus carteras más riqueza que la mitad de la población del mundo más pobre, unos 3.600 millones de personas.[2]

La superioridad objetiva del liberalismo a pesar de este problema estructural altamente preocupante, junto con un relativo estado de ausencia de conflictos bélicos,  llevó a mirar con gran optimismo la situación del mundo en las primeras décadas del siglo 21 a pesar de muchos otros desafíos como el calentamiento global, la desaparición de las especies vegetales y animales y la contaminación. 

 En palabras de Etxbarria Apalategui[3] “Los datos demuestran que el mundo no empeora, sino que mejora. Vivimos mejor que nuestros antepasados: la esperanza de vida aumenta, la mortalidad infantil desciende, el analfabetismo se reduce, la riqueza y la renta es mayor, la pobreza extrema va mitigándose, la igualdad de género va siendo cada vez una realidad más palpable, las posibilidades para vivir una vida sana están cada vez más en nuestra mano y somos más libres. Sí, a pesar de todo.”
En ese contexto general, la pandemia del corona virus se cierne como un disuasivo contundente para quienes sostenían la superioridad absoluta del liberalismo/capitalismo, la necesidad de achicar el estado, el “fin de la historia”  y para los demasiado confiados en su optimismo.

En efecto, la pandemia, previsible para algunos, una inmensa sorpresa para la mayoría, pone en tela de juicio la eficacia de los instrumentos del liberalismo y sobretodo la idea de qué otra cosa que el estado con una gran E puede administrar sus dimensiones sanitarias, económicas, sociales y hasta psicológicas y culturales. 

Si no tendríamos estados nacionales e instituciones públicas, locales, nacionales e internacionales  para enfrentar a este monstruo desconocido es bastante seguro que no habría sencillamente forma de enfrentarlo. Seria inimaginable que solo los mecanismos del mercado, las manos y brazos invisibles, la fuerza de la iniciativa privada y el impulso del interés individual, tendrían siquiera sentido alguno sobre todo al inicio de este desafío para despegar los recursos organizacionales que la situación requiere.

El desafío sanitario del coronavirus, la administración de la información, la repartición de insumos y equipos, los lineamientos estratégicos y el costo  de los tratamientos  solo puede ser enfrentado por los ministerios de salud del mundo, la imperativa  universalización de las políticas públicas no admite ni siquiera la distinción publico privada y ha de, esencialmente, considerar a todo ser humano contagiado como merecedor de igual tratamiento.

En los Estados Unidos todo el debate político sobre el seguro médico ha sido momentáneamente zanjado por el Presidente Trump[4]  ante las circunstancias instruyendo a todos los hospitales privados de acoger a pacientes sin seguro asegurando que el estado federal cubrirá los costos.
En el ámbito de las consecuencias económicas del apagón económico mundial resulta inconcebible una situación donde los estados centrales no hubiesen asumido un rol más que protagónico para intentar amortiguar el shock sobre el empleo, evitar el colapso de las bolsas y asegurar desde la cuasi paralización del tráfico aéreo mundial y el no pago de los servicios básicos, incluyendo el internet, hasta en algunos caso los alquileres e incluso la alimentación de cientos de millones de personas.

 Todo eso y mucho más solo lo podían haber decidido e implementado, en su inmensa y sin precedentes complejidad conceptual y logística, los estados nacionales y las reparticiones públicas  de todo el orbe. Estados Unidos inyectó más tres billones en la economía[5] y la unión europea medio billón sin contar las inyecciones de sus estados miembros por separado pero en ambos casos y en el de países súper poblados como la India y China han asegurado la sanidad y la seguridad públicas[6] en condiciones nunca vistas, apenas imaginadas.

Guardando las distancias y sobretodo las proporciones en términos demográficos, en Bolivia toda la formulación e implementación de las políticas sanitarias y económicas para resistir la pandemia han estado a cargo de un gobierno transitorio apoyado en los medios del estado desmantelado y politizado que se heredó del masismo.

Pero a pesar de las inverosímiles  limitaciones de toda índole, incluyendo el irracional y criminal hostigamiento de Evo Morales y sus adláteres  hasta la fecha el ejercicio puede ser calificado de relativamente aceptable en la dimensión sanitaria en relación a lo ocurrido con países comparables. A pesar de haberse auto infligido una seria herida en términos de credibilidad y confianza al proclamarse candidata a la presidencia, apoyándose en la legalidad constitucional masista, la señora Añez ha logrado enfrentar  la pandemia en las necesidades de muy corto plazo, cerniéndose no obstante una gran incertidumbre sobre lo que ocurrirá en el mediano termino sobre todo a nivel económico.

Resulta imperativo que se defina, por ejemplo,  un mecanismo de concertación política que, empezando por el tema de las elecciones nacionales y sub nacionales construya una mínima legitimidad a las decisiones que un gobierno transitorio está tomando ya que las mismas tendrán consecuencias estructurantes hacia el futuro. Lo que se decide hoy, endeudarse para dar bonos, apoyar a ciertos sectores y no a otros tendrá consecuencias prácticamente imposibles de revertir por los próximos gobiernos cuya legitimidad emergerá de las urnas.

Si algo puede resultar positivo de toda esta crisis es revalorizar la idea que el estado, antes que abstracciones jurídico burocráticas, son personas.  “Revaloricemos y agradezcamos hoy a quienes prestan los servicios esenciales del Estado. El rol de quienes están en la trinchera por el otro –en más de una ocasión vapuleados- médicos, enfermeros, trabajadores sociales, policías, militares,  prestadores de servicios en general que dependen de una sola decisión: la de poner lo mejor del país -y del Estado- a favor de todos para ser mejores.”[7]  En la post pandemia, en el marco de un debate que debe empezar ya, quedara claro que ninguna ideología con pretensiones historicistas , definitivas, ninguna sombra de fundamentalismo excluyente tiene ya espacio ante una realidad que es totalmente nueva y en la que se ratifica la necesidad de combinar un nuevo estado con las fuerzas de la creación de riqueza.





[1] Citado por J Milei https://www.cronista.com/columnistas/La-superioridad-etica-del-capitalismo-20161018-0028.html
[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-38632955
[3]   https://www.deia.eus/opinion/tribuna-abierta/2020/01/21/razones-optimismo-global/1012934.html
[4] https://www.nytimes.com/2020/04/03/upshot/trump-hospitals-coronavirus.html
[5] https://elpais.com/economia/2020-04-24/ee-uu-inyecta-tres-billones-de-dolares-en-su-economia-desde-el-inicio-de-la-pandemia.html

[7] https://www.infobae.com/opinion/2020/03/27/el-coronavirus-reavivo-un-debate-necesario-cual-es-el-rol-del-estado/