Los bolivianos somos afectos a buscar, y tener la impresión de encontrar, panaceas
para todos nuestros problemas. Estamos convencidos que si linchamos a una
presidente política e incluso físicamente, todo se solucionará. Para acabar con
nuestro sub desarrollo, recuperar el mar era la solución. ¿No funcionan los
partidos políticos ? ¡La bala de la plata son las agrupaciones ciudadanas! ¿ La
economía no satisface las expectativas? Los
unos plantean estatizarlo todo y los otros privatizar hasta la presidencia. Que
decir de las virtudes del federalismo para algunos. Gracias a él, si los escuchamos, tendremos un salto cuántico
hacia la concreción de la perfección divina hecha organización política.
Algo comparable sucede con la idea de la unidad político electoral en
primera vuelta. Para ganarle al MAS el único camino es la unidad, no importa
con quienes, a qué precio, ni en qué condiciones. Lo UNICO que importa es que
se concrete todo alrededor de una sola persona, cuyas virtudes y defectos son
completamente irrelevantes si es que alguna encuesta o votación virtual lo ha ubicado como quien encarne la unidad
opositora.
Apenas se atreve hablar alguien de opciones consideradas
"chicas" no le salta el MAS, lo hacen los `propios
"opositores" diciendo que "como se atreve, que no tiene
posibilidades, que hay que unirse etc.. Así, Jesucristo podría ser candidato,
pero Satanás le ganaría porque "hay que unirse"… De todas las panaceas, el ideal de la
unidad opositora antes de la primera vuelta es algo que todos los integrantes
de las oposiciones, con no poca hipocresía, señalan ser su prioridad. Los unos
agitan este objetivo por que creen que la dichosa unidad se realizara alrededor
de ellos, y otros lo hacen por no salirse del área de confort que brinda la
hipocresía políticamente correcta.
La unidad así entendida parte del
supuesto de que en política dos mas dos
son cuatro o hasta cinco cuando en realidad dos mas dos pueden sumar tres o
menos.
Como lo señala el periodista Raúl Peñaranda en un artículo bajo el título
de “la innecesaria candidatura única de la oposición” el concentrar las fuerzas
en una sola persona garantiza únicamente que esta sea el blanco fácil de las
agresiones oficialistas como ocurrió con María Corina Machado y en ningún caso
garantiza el triunfo puesto que implica eliminar todos los huevos para poner
uno solo en la canasta, con su obvia vulnerabilidad, como también ocurrió en
México.
Significa además marginar a indecisos y masistas arrepentidos en 1 era
vuelta ya que estos se mostrarían escépticos de apoyar a un candidato cuyo
único atributo seria su anti masismo.
En Bolivia una buena parte de la militancia y de los simpatizantes de
partidos y candidatos se mueven en base a un cálculo utilitarista que
básicamente se basa en las posibilidades de obtener un empleo, granjería o situación
de privilegio con el ganador. Por otro lado, los que no obedecen a esta lógica
y votan por razones de simpatía personal o afinidad ideológica pueden
perfectamente encontrar indigesto o hasta imposible votar por quien esta en el
otro extremo de lo que siempre defendieron, por mucha apariencia de antimasista
que este tenga.
En ambos casos, la unidad en primera vuelta restará, no sumará, sobre todo
si es impuesta, forzada y sin debate y competencia previa. Los unitaristas parten
sin embargo de la base de que no importa que en ella cohabiten izquierdistas, derechistas,
demócratas, o autoritarios corruptos u honrados liberales o socialistas,
funcionales y genuinos, no importa que se crucen no solo ríos sino mares de
sangre, diferencias y distancias, lo único que importa es que haya un solo candidato.
Esta pone paradójicamente la evaluación de las luces y sombras de los pre
candidatos en segundo o tercer lugar. Lo único que cuenta es que haya un
candidato no importa quien sea, sus convicciones o cuales sus antecedentes,
valores o principios. Por lo tanto, no hay verdadero debate, como ya tenemos
candidato único, que importan la economía, las propuestas, los temas, el liberalismo
o el socialismo, lo único que importa es que ya tenemos un candidato. La
confrontación de ideas o la evaluación de conocimientos pasa a ser secundaria,
accesoria y hasta irrelevante.
La no aceptación de la unidad mecánica conlleva el enojo feroz e irracional
de los unitaristas que descalifican con furia a quien se atreva a decir que no está
de acuerdo con la unidad no debatida y desde antes de la primera vuelta. Es en realidad, el argumento descalificatorio
mas contundente contra un opositor, no importan sus antecedentes, calidad
intrínseca como candidato o persona, al no dar su apoyo a la unidad eso lo
convierte, mas que en un adversario, en un traidor.
No importa como en el caso de un ex presidente que muchos digan que es “el
mejor candidato” pero al no apoyar la unidad sin condiciones queda fuera del
proceso ipso facto, ni se evalúan sus propuestas o atributos. En 2019 el elegido
de la “unidad” y su partido no hicieron ni control electoral, ni en rigor esfuerzo
algún para seducir a sus potenciales aliados, despreciándolos. En realidad,
algunos dirían que hicieron una campaña cómoda y que en el fondo no querían
ganar. Sin embargo, las encuestas dicen que de nuevo va primero, a su vez este,
sabedor de que esa situación le asegura supuestamente el apoyo de todos, ya no
hace ningún esfuerzo.
La unidad fanatizada e impuesta da la idea de que en Bolivia el MAS nos
quitó no solo todos nuestros recursos y nuestra democracia sino también nuestras
identidades políticas e ideológicas, los recorridos colectivos e individuales
que hacen a una identidad política, hasta nuestra personalidad, todo deben
borrarse o pasar a ser accesorios, para apoyar a un solo candidato.
De esta forma la oposición queda realmente dividida, los nobles y buenos defensores
de la unidad no importa alrededor de que sino solo de quien y los mezquinos y egoístas,
individualistas y ciegos propugnadores de que, por lo menos en la 1 era vuelta
cada uno diga lo que tiene que decir. Pero más allá de eso queda silenciada,
reducida a ser parte de un adefesio en el que no hay lugar para las pasiones ni
convicciones, los debates ni las propuestas, mas aun si el “elegido” como
sucedió la ultima vez, en realidad no muestra intención alguna de considerar a todos en forma proactiva
y por lo tanto desmotiva a muchos de sus eventuales adherentes.
El escenario tiene entonces a un MAS dividido y a una oposición mucho mas
que dividida, desmotivada, con una parte vaciada de su espíritu y razón de ser,
como soldados desanimados que ignoran el sentido del combate, conminados a
luchar siguiendo a quien no dice por dónde, con qué y hacia dónde quiere
llegar.
El único camino para construir un proceso de unidad y concertación
opositora pasa por empezar no por “alrededor de quien” sino alrededor de “que”
es decir el conjunto de propuestas ideas y visiones que encarna las diferentes
personalidades deben necesariamente pasar por un debate en profundidad y una compulsa
que excluya a las encuestas como proceso dirimidor. Las selecciones finales de candidatos debieran
hipotéticamente realizarse en primarias
cuyo problema central es quien las financiaría y como se garantizaría la
imparcialidad y consistencia de quienes las administren.
Por último, hablar de unidad o de división sin asegurarse que se haya
cambiado totalmente las posibilidades de reedición del fraude, que se cuente
con un padrón confiable para todos y que el estado no sea del uso y abuso del
partido oficialista es una tarea básica sin la cual todo participación unitaria
o atomizada carece de sentido.
Es absolutamente inconcebible que dado el estado actual de la economía y la
polarización de los 2 sectores masistas estos puedan alcanzar el 40 % de los
votos sin fraude y manipulación. Queda por saber si la oposición priorizará la
denuncia de ese estado de cosas o ira sumisa al fraude.
Lo propio con la no priorización de un control electoral real, organizado y
financiado, una tarea de envergadura que necesariamente tiene que ser llevada
cabo con la debida anticipación y logística, en forma concienzuda y seria, el
ejemplo de Venezuela no necesita de mayores ahondamientos.
Si no se cumple este recorrido estratégico a lo único que iremos unidos es
a un nuevo fraude electoral y al matadero político, no solo perdiendo la elección,
sino también la dignidad.
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