Mas de 60 años han transcurrido desde
el 9 de abril de 1952, 10 desde el golpe
de estado de 2003 que dio inicio a un proceso de involución política, social,
económica e institucional en el que se
debate la Nación hoy, signado por un
retroceso en la vigencia de las garantías constitucionales, la creciente
violación de los derechos humanos y la utilización de una amplia gama de
mecanismos prebendales y de manipulación
mediática, para, entre otras cosas, disimular el hecho de que la economía que
crece es solo la que esta ligada al narcotráfico, que no existe mejora real en
la situación de los mas pobres y que lo único que se incentiva es la
informalidad en todas sus variantes.
A casi una década de la forzada renuncia
del Presidente Sánchez de Lozada, el balance de lo efectivamente construido en
el autodenominado “proceso de cambio” solo puede ser hecho realizando un
recuento de los daños: El “cambio” había consistido en cambiar los nombres de
todo, empezando por el nombre del país mismo,
el repetir con un furia reiterativa propiamente medieval ciertas
consignas, y cambiar nada de verdad, sin dejar de acusar cada dos palabras a
alguien de golpe o conspiración.
Las áreas de la economía que ha
sufrido los mazazos de la incompetencia oficial incluyen a la textilera mas
grande del país, la industria minera, sometida a una rifa nefasta mediante la
cual se entrega no al estado sino a asaltantes lo que era de inversores
legales, la agropecuaria administrada con el instinto del odio y la venganza
política mas que con otro criterio, el transporte aéreo una pesadilla en la que
actúan inversores sin dinero y salvadores que no quieren sino destruir, todo
bajo el telón de fondo de “empresas estatales” fundadas con dinero publico y
administradas como feudos del partido de gobierno que no son mas que hechos de
descarada corrupción.
Institucionalmente, el poder
legislativo que se inflado en el numero de
miembros titulares y suplentes
solo para satisfacer las necesidades de sobre representación oficialista, ha
aprobado, entre otras cosas, leyes en
ingles sin traducirlas y constituye mucho mas que en el pasado una instancia de
mera aprobación ovejuna de las decisiones del ejecutivo. Algo comparable se
pude concluir de las asambleas departamentales, compuestas por un ejército de burócratas
elegidos y nombrados, con escasísimos resultados que beneficien a los
ciudadanos.
El poder judicial, constituido
luego de las vergonzosa elecciones judiciales, cuyo resultado el
oficialismo ignoró sin en el menor
pudor, ha alcanzado nuevas cimas de ridiculez
al sostener reiteradamente uno de sus miembros, “el mas votado” que toma sus
decisiones basado en la lectura de la hoja de coca. El ministerio público se ha
transformado en el brazo operativo de la persecución política contra opositores y funciona como una inquisición
medieval con una vara para los oficialistas y otra muy diferente contra los
opositores, llegando a extremos caricaturescos de cinismo y desvergüenza.
El asalto a la contraloría, y al poder
electoral, de los pocos resabios de institucionalidad que aun funcionaban, no fue
más que la confirmación de una constante del gobierno de Evo Morales : la aversión a todo lo que pueda significar
control, fiscalización, arbitraje objetivo o contra peso. El puñado de
opositores que hacían la diferencia en el Senado al principio podría obligar a concertar? Se organizó a
hordas de a miles para amedrentarlos. El poder judicial podría constituirse en
un factor de equilibrio, de respeto por la constitucionalidad? Turbas de lanza
dinamitas, procesos, y chantajes fue la respuesta. Los medios de comunicación,
juegan su rol de investigación y de denuncia como en cualquier sociedad
contemporánea? El presidente encabezó personalmente una campaña de difamación,
agresión y humillación a los periodistas de Bolivia cuyas características,
entre otras cosas, incluyó el caso del
asesinato en manos de una turba del periodista Carlos Quispe, y el atentado a
un canal de televisión en el que participó un miembro de la guardia
presidencial.
Comparable suerte corrieron
instancias nacionales e internacionales tan diferentes como la DEA, el CIADI,
los diputados fiscalizadores, la Corte Electoral convertida en una caricatura,
y hasta los contra pesos éticos como la Iglesia Católica y algunas Iglesias
evangélicas sometidos a un asedio
irracional con argumentos miserables. Todos groseramente vilipendiados,
expulsados o desconocidos en cuanto hubo la posibilidad de que fiscalicen,
controlen o arbitren alguna temática que incomode al oficialismo, sea el
exponencial crecimiento en la producción de cocaína, o casos de presunta
corrupción en otros ámbitos.
Ante estos hechos, y luego de
haber permanecido en una suerte de pasividad voluntariamente admitida,
producto, ente otras cosas, de la necesidad de que la nación se desintoxique de
la incesante e infamante letanía oficialista, los militantes y dirigentes
del Movimiento nacionalista revolucionario debemos declarar nuestra
irrevocable y comprometida decisión de construir un proyecto político que evita
la desintegración nacional a la que necesariamente nos dirigimos de persistir
esta siniestra dinámica de un estado forajido que es lo que el masismo esta
sembrando, un estado en el que rige la ley de la selva y se impone la fuerza de
la turba mas violenta.
El Movimiento Nacionalista Revolucionario
, cuyo eje ideológico histórico se funda en la alianza de clases, una visión de
nación basada en el respeto a las autonomías pero en la construcción de una
sola nación, la nación boliviana, estará absolutamente presente y activo en el
escenario político nacional de los próximos años luego de un proceso de
refundación que se inicia aquí y ahora.
Es imprescindible reconducir los cambios
que si requiere la nación por el camino de la madurez democrática, el respeto a
los derechos humanos y le restablecimiento del estado de derecho y la vigencia
de las garantías constitucionales de un estado civilizado y que es parte de la
comunidad internacional de naciones.
Es paso obligado, institucional,
moral y político, recuperar el lugar de la fraternidad entre miembros de una
sola nación, mujeres y hombres que debemos construir con un horizonte común de hermandad,
sensibilidad y amor. Ninguna nación podrá crecer y transitar hacia alturas
iluminadas si insistimos en el corporativismo secante en el que lo único que
cuenta es lo que beneficie al gremio.
Citando a Paz Estenssoro “ No se
vislumbra salvación posible sin un plan social, económico y jurídico que
corrija el desbarajuste existente en la nación. La patria se nos esta muriendo
y es preciso no eludir ningún recurso para un tratamiento de emergencia que detenga el desenlace. O tenemos el valor
moral con su secuela de sacrificios para
plantear de modo radical una nueva política o sencillamente, con gran dolor
para todos, Bolivia se nos muere. Ha llegado la hora en que debemos meditar sin
cálculos egoístas ni mezquindades en que
medida podemos contribuir todos y cada uno de los integrantes de la comunidad
nacionalista y revolucionaria para salvar a la patria. la alternativa es
lanzarnos al precipicio de las confrontaciones que no resuelven nuestros
problemas esenciales”
El riesgo para nuestra comatosa democracia es no sólo su regresión,
sino su propia viabilidad en el mediano plazo ante los profundos desequilibrios
sociales y el estallido de la violencia que es el resultado lógico de una
cultura política prevaleciente dese hace seis años en la que nada se concibe
sino es mediante el bloqueo y la presión.
Nuestro reto es revertir esta
situación , dar un golpe de timón con el que la nación recupere el rumbo para
que demos respuestas especificas que
permitan un combate frontal a la desinstitucionalización, la pobreza y a la
desigualdad; que sea a través del desarrollo económico, con empresas y empleos formales y una mejor distribución de
la riqueza , como logremos no sólo la justicia social, sino poner a salvo la
democracia, restaurar el Estado de derecho, darle sustentabilidad al crecimiento
y recuperar nuestro rol en el contexto latinoamericano, uno en el que seamos
artífices de la paz y del dialogo en lugar de parece los pandilleros del
barrio.
Estamos consientes que el camino
que debemos recorrer será arduo. Tenemos al frente un adversario formidable,
que no respeta las reglas ni de la democracia, ni de la bolivianidad, ni de la paz ni de la guerra, capaz de absolutamente
cualquier cosa con tal de reproducir el poder, siendo todos los otros aspectos
de la vida nacional o la nación misma, secundarios en relación a sus insaciable
apetito de poder.
La visión de Bolivia que queremos
construir para nuestros hijos es una sociedad fraterna, de igualdad de
oportunidades, alianza de clases y desarrollo sustentado en el esfuerzo y en
una democracia que respetando las leyes, funcione a satisfacción de sus
integrantes. Superar las desigualdades regionales y sociales y construir una
nueva sociedad que desmonte la división étnica y la lógica fratricida, implica crear las bases económicas y jurídicas
para la generación de riqueza, organizar una economía moderna, sustentada en
el dinamismo del mercado interno y competitiva en el entorno , así como
alentar una mejor distribución del ingreso . Esto requiere a su vez acciones
responsables de reforma política e institucional, con una visión de mediano y
largo plazo con las cuales podamos superar la ya obsoleta idea de que la libre
acción del mercado es capaz de generar, el desarrollo económico del país o peor
aun, la practica de estos últimos años que ha deliberadamente favorecido la informalidad, la ilegalidad y
el narcotráfico.
El Estado es necesario para
conducir la marcha de la economía y regular el mercado mediante políticas
transparentes que ofrezcan certidumbre. Por esto, es indispensable rediseñar el
papel que debe desempeñar, fortalecer sus capacidades y asumir el propósito de
crecer, generar empleo y mejorar la distribución de la riqueza. La única
manera de emprender un proceso de crecimiento alto y sostenido es con una
nueva política de desarrollo económico que genere los empleos necesarios,
aliente la productividad, genere incentivos para el uso racional de nuestros
recursos, privilegiando la conservación del medio ambiente y garantice un clima de certidumbre para la
inversión y el trabajo.
Sabemos que nos espera un largo
camino, un camino lleno de obstáculos y
de sorpresas. No les tenemos miedo, el
MNR, intrínsecamente ligado a la historia y la a la liberación de Bolivia toma
esta nueva prueba como la de una nueva liberación, imprescindible para evitar
la desaparición de Bolivia y de los valores de
convivencia pacifica, prosperidad y desarrollo que todos anhelamos.
Luis Eduardo Siles
Portavoz Nacional
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