La problemática de los hidrocarburos fue uno de los ejes del
movimiento de desestabilización que acabó derrocando al gobierno
constitucional del MNR en 2003 y sembró el camino para lo sucedido
después. Que no se dijo y escribió para lapidar un proceso que,
iniciado mediante la estabilización de la economía de 1985, tuvo en las
leyes 1194, 1689, y en la capitalización social sus principales hitos.
Reduciendo temas de intrincada complejidad a meras consignas repetidas
con una furia reiterativa propia de la ignorancia, se acabó por pintar
un cuadro de una simplicidad tramposa, con actores y políticas o
totalmente malos, o completamente buenos. El “No exportar gas a Chile
ni por Chile bajo ningún motivo” fue la consigna que aglutinó a una
porción significativa de la población alteña y generó el cruento
episodio de confrontación, con visos de guerra civil, al que el Ex
Presidente Sánchez de Lozada le puso termino renunciando a su mandato.
Diez
años después, resulta manifiesto que todo fue un elaborado ardid para
derrocar al gobierno constitucional del MNR, pero que en el fondo no
guardaba ninguna verdad moral ni técnica, ni económica, ni política.
Diez
años después de que el oficialismo de hoy desatara el octubre paceño
con las mismas tácticas que luego emplearía en Cochabamba, Sucre,
Tarija, Santa Cruz y Pando, luego de que impulsados por su discurso
embustero decenas de paceños ofrendaran su vida, no sólo hemos perdido
los mercados de ultramar, las inversiones, la credibilidad y la
regularidad en la provisión doméstica, sino que vamos camino a perder
también nuestros mercados tradicionales, habiendo pasado de hipotético
centro energético de la región a hazmerreír mundial, subvencionando las
economías vecinas a través del contrabando de hidrocarburos.
En
ese contexto, y luego de abrir un proceso en la Haya, de legitimar
extrañas incursiones supuestamente involuntarias de dos o tres
soldados a territorio chileno, de cambiar la multilateralidad como
estrategia por la bilateralidad como abdicación, el Presidente Morales
ha cambiado dramáticamente , sin que medie explicación alguna, su
posición sobre el Gas y Chile. En la Cumbre de la CELAC en Chile ha
expresado entre otras cosas “¿Cómo compartir juntos para resolver los
problemas de nuestros países?", para después responder: "compartir lo
único que tenemos en Bolivia, el tema del gas". Según Morales, las
familias en Chile "ahora pagan 500 dólares por un gas domiciliario y
pagarían 250 por gas" boliviano. El presidente de Bolivia insistió en
que "el Estado chileno hace muchos esfuerzos por importar gas" mientras
que Bolivia tiene ese recurso.
Semejantes declaraciones
efectuadas sin ningún tipo de acción diplomática previa, fueron
recibidas con un irritado portazo del Presidente de Chile,
presumiblemente debido a la manifiesta improvisación y la ausencia
notoria de criterios técnicos así como el hecho de que las mismas
marcaron un radical giro en la manera en que el señor Morales ha venido
administrando las relaciones con Chile. La agresividad en el fondo y en
la forma de lo expresado por el Señor Piñeira nos ha parecido dolorosa y
difícil y la censuramos, pero consideramos imprescindible fijar una
posición clara sobre los hidrocarburos y su eventual utilización como
recurso estratégico geopolítico.
1.-Sobre la base de lo
iniciado por gobiernos previos, el MNR diseñó e implementó a mediados
de los noventa una política pública en energía conocida continentalmente
como el "triángulo energético": una nueva legislación sectorial (ley de
hidrocarburos, ley de electricidad y legislación de regulación), una
importante obra civil como el gasoducto más largo del Cono Sur
latinoamericano (gasoducto Santa Cruz-Brasil) y una participación social
de los réditos de las inversiones en el sector (capitalización social y
bono solidario).
El triángulo energético sentó los
pilares del gas que hoy se disfruta y despilfarra y contempló no
solamente la atracción de capitales externos para procesos exploratorios
y de producción, sino que por sus cifras -no superadas diez años
después- significó la más alta inversión de compañías multinacionales en
el negocio energético boliviano, perfilando a un país que empezaba a
exportar materia prima (gas al Brasil) pero al mismo tiempo daba paso a
un segundo momento de esa política -en 2003- cuando se perfilaba un país
que sería exportador de LNG (gas natural en versión licuificada) y
adicionalmente empezaría la agregación de valor (industrialización) al
gas de manera de convertir a Bolivia en un proveedor de productos
acabados de energía al Continente.
2. El proyecto de
exportación de LNG a mercados de ultramar implicaba una política de
Estado en donde Bolivia participaba como socio del proyecto y sería el
primer paso para insertarse a esa exclusiva red de países productores de
productos gas-químicos, plásticos, úrea, fertilizantes, diesel
sintético y otros generados a partir del gas, diseñando para ello un
proyecto de largo aliento que estuviera en su máxima evolución y
desarrollo a mediados de ésta década.
3. Para intentar
remplazar nuestra política de largo plazo en energía e hidrocarburos el
régimen de Evo Morales prometió la "nacionalización" de hidrocarburos,
puesta en escena comunicacional mas que política de estado, que hasta
la fecha no funcionó -ni lo hará- porque ni siquiera tiene una propia
Ley de Hidrocarburos, sino que su impracticabilidad y su inoperancia
contrastan con modelos económicos de complementariedad, modernidad,
globalidad y competitividad que la industria petrolera y gasista
demandan a nivel internacional. Adicionalmente su promesa de
"industrialización" tampoco llegó a Bolivia porque nunca estuvo
sustentada en una política de estado y de largo plazo. 6 años después de
la “nacionalización” el grueso de recursos fiscales proviene del IDH,
impuesto creado el año 2005, y se ha sostenido debido a los altos
precios internacionales, sobre los cuales Bolivia no tiene ningún
control, y a los notables volúmenes de exportación acordados en los años
90. Durante el gobierno del MAS el promedio de pozos perforados ha
pasado de 12.25 promedio año en el periodo 1990 – 2006 a menos de 2.5
por año desde 2006.
4.- La historia nos ha dado la razón:
diez años después, todo el Continente latinoamericano está inserto en
procesos multinacionales de compra-venta de LNG (que fue repudiado por
Evo Morales y otros desinformados en 2003); todo el Continente está
armando procesos de integración económica-energética basada en modelos y
esquemas de venta de valor agregado en vez de materia prima y todo el
Continente reclama apertura y transparencia en modelos de negocios
energéticos.
Cuando en 2003 quisimos implementar para el
país un modelo energético nuevo y moderno, que hubiese asegurado el
futuro de varias generaciones de bolivianos y la incursión de Bolivia en
el primer mundo, Evo Morales nos hizo frente, contribuyó activamente a
generar violencia incluyendo los muertos de octubre de 2003 y los
cientos mas que su retorica incendiaria generó después, perjudicó al
país y retrasó a Bolivia por veinte años. Hoy quiere "gas por mar" sin
tener idea de las implicaciones geopolíticas y económicas que ese
ofrecimiento entraña y pone en riesgo no sólo la seguridad nacional sino
que compromete a la seriedad de la Repúbica de Bolivia en el contexto
internacional.Un dia, mas temprano que tarde, Evo Morales y sus acólitos
sera juzgados, tanto por su rol en generar la situacion de violencia y
los muertos de 2003 como por el descomunal despilfaro de recursos
publicos, la perdida de oportunidades y el aumento en la superficie de
coca excentaria e ilegal.
5.- El MNR está convencido que
Bolivia tiene en el gas natural un arma geopolítica poderosa para la
integración, no para el chantaje; el gas es una herramienta de
complementariedad que seguramente será -estudios técnicos de por medio-
el mejor mecanismo para generar procesos de integración con Chile, y con
todos los países de la región, porque está demostrado hoy que el gas
natural es el primer generador de riqueza para el estado boliviano.
6.-El
MNR DEMANDA una nueva Ley de Hidrocarburos y la convocatoria a un
consejo nacional técnico de energía e hidrocarburos para rediseñar la
nueva política energética boliviana como nosotros lo hicimos
responsablemente en 1997 y en 2003 y para evitar que Evo Morales
continúe con sus erráticas posiciones de diplomacia
económica-energética.
La Paz, 30 de enero de 2013
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