miércoles, 8 de febrero de 2017

El Imprescindible entronque

En el abigarrado  escenario político actual, tapizado de lo que los voceros de Trump han bautizado como “hechos alternativos” eufemismo para manipulación populista a escala global, lo concreto es que oficialismo y oposición se han desgastado prácticamente al mismo ritmo. El MAS  en vías de ser enterrado por las “1000 maneras   de robar” que se le achacan con amplísima variedad de indicios así como la puesta en evidencia de las galácticas contradicciones entre lo que hace y lo que dice,  sucumbe bajo la corrupción e inmoralidad y  la revelación de su manipulación de lo medio ambiental y de lo “indígena“, categoría construida solo para su utilización electorera. 

La oposición parlamentaria, por su parte, lleva el mismo tiempo que el MAS hundiéndose en sus limitaciones, contradicciones y miserias. Con heroicas excepciones  individuales, la oposición divagó entre intentos de unidad y razones para la división, fue desde avalar la constitución de la Calancha hasta apoyar el referéndum revocatorio y después hacerse las víctimas. 

Entre Tuto el viajero y Doria Medina el “perseguido político” que invierte 40 millones de dólares en el país en el que lo persigue lo que reina aquí es la ausencia de proyecto, la falta de  sinceridad e integridad. Casi sin darse cuenta la oposición ha pasado a ser parte de la farsa oficialista y el oficialismo se solaza al mirarse en un espejo tan patético.  Mezcla de una anciano chiflado que oficia de alcalde, un millonario que ofende a los verdaderos perseguidos políticos, dos  ex vice presidentes con la reputación de haber traicionado a quienes los promovieron,  artífices de lo que dicen  combatir y un ex prefecto convertido en hipotético futuro alcalde,  las cabezas de la oposición son el reflejo de la falta de capacidad genuinamente política y de espíritu nacional.

Al margen de esta patética dicotomía, minimizados en un mundo en lo que se valora es lo no genuino y se rechaza lo auténtico,  las corrientes nacionalistas, las kataristas, las genuinamente comprometidas con el medio ambiente y en el fondo las del país real. La nación que debate sobre la necesidad de estudiar el pasado con objetividad pero que se preocupa sobre el futuro y lo que quedara cuando haya concluido la oscura noche masista.

El Katarismo y el MNR están entrelazados en esencia y espíritu más allá de las etiquetas y reivindicaciones en todos y cada uno de los pasos de la gesta de la revolución nacional. Katari vistió terno y corbata en 1952 de la misma manera que el cholaje movimientista se reivindica hoy aymara y quechua. El voto universal, la reforma agraria y la transformación educativa de 1953 son la expresión más lograda de la combinación de visiones kataristas, nacionalista y revolucionarias, son la suma de anhelos logrados combinado fraternalmente la convicción de un futuro mejor.

El MNR y el Katarismo  demostraron con la reforma educativa de 1994   y los cambios a la constitución del mismo año, en la que se incluyó el reconocimiento al carácter multiétnico y pluricultural de la nación así como de los derechos económicos sociales y culturales de los pueblos de Bolivia  como las tierras comunitarias de origen, la potencial sinergia de esa suma de fuerzas.
Pero fue sobre todo a  través de la Ley de participación popular que la visión nacionalista  revolucionaria  y katarista logró resultados estructurales que cambiaron a Bolivia para siempre, obteniendo avances inconmensurablemente  más significativos que todos los discursos que en  nombre de aymaras, quechuas y guaraníes  se hicieron después. 

La ley de participación popular, un proceso iniciado por la suma de ambas fuerzas políticas transformo la realidad del hombre boliviano en todo el territorio no solo ampliando competencias de municipios mediante un inédito crecimiento en los ingresos basados en la población,  sino iniciando la incorporación verdadera del hombre y la mujer del mundo rural, y sembrando las bases de la democracia local y de la planificación participativa, entre otros. 

Le habrán cambiado el nombre, pero al igual que tantas otras estructuras jurídicas rebautizadas en la forma la participación popular sigue intacta en el fondo y en la lógica de distribución de poder político y económico y mira, altiva,  los insultos histéricos de García Linera.  Contrastarla con  la “política” de  regado de canchas de césped de plástico y la construcción del museo más absurdo de América es una ofensa al sentido común.

Hoy, ante el inexorable vacío  de genuina actividad política que el populismo ha dejado y ante el despilfarro y corrupción en un contexto de crisis moral y de valores, urge reconstruir los cimientos de una suma que es exponencial, la de la legitimidad y dignidad del genuino Katarismo con el nacionalismo revolucionario, la única combinación posible para reivindicar la harmonía y la fraternidad entre mujeres y hombre ávidos de vivir en un paradigma eminentemente republicano pero global y  libertario.

La suma de ambas visiones aplicadas a políticas publicas concretas es la única esperanza de revertir, por ejemplo, la oscuridad de contrabando y narcotráfico en la que se ha sumido  a una gran parte del mundo rural y sub urbano y sustituirlo por un país de  productores, industriales y artesanos que produzcan para el mundo con licencias, tecnologías y dignidad. Es así mismo la última oportunidad para restituir la propiedad del agricultor en el altiplano y valles, propietario parcial de su tierra ya que no le puede dar un uso mercantil. 

Es, la perspectiva de construir un país donde el respeto al medio ambiente y la  diversidad ecológica no sea una farsa hipócrita sino una política pública concebida con respeto y soberanía, una nación en la que el sistema de Justicia inspire respeto y no escalofríos de desconfianza y miedo.  Es  la posibilidad de recuperar la identidad nacional y la república  y el largo plazo. 

Linereadas


Sobre todo después de la derrota del 21 de febrero el señor García Linera ha llamado la atención por la enfervorizada si no es histérica forma en que protagonizó una campaña dirigida a audiencias en las que, muy lejos de debatir,  se encuentra en posición de matón depredador  como cuando habla a niños en las escuelas.

El estilo barroco en la forma adquirió matices de excentricidad y finalmente  de franco desequilibrio, habiendo sido su salud mental puesta en cuestión no solo por sus hiperbólicas alusiones al sol y la luna sino por las muy graves, cobardes y miserables exhortaciones a que los niños se “pongan”  cartuchos de dinamita al estilo de los suicidas pseudo islámicos.

Más allá de la forma, el lenguaje verbal y corporal ríspido y la tonalidad hosca y áspera de su peroración que,  lo patológico es la distancia entre lo que Linera dice y lo que ha hecho.
En la última de sus alocuciones dirigidas a un público escolar, Linera ha expresado que “Si luchas, eres antiimperialista, anticolonialista y anticapitalista; el cielo es de vos.”

¿Anticapitalista?

Solo un trastornado podría afirmar, después de diez años de ejercicio casi irrestricto del poder que existió o existe un residuo de genuino anticapitalismo en la práctica masista, aunque las políticas económicas del gobierno se caracterizan por ser una suerte de capitalismo de amigotes como el que describe Gloria Álvarez, un capitalismo en el que se beneficia a determinados grupos de poder, es ostensible en el caso del grupo TOYOSA o a familiares del entorno presidencial y vicepresidencial, un capitalismo de tráfico de influencias pero económicamente algo que se asemeje al “socialismo” no es, salvo en la retórica. Ningún aspecto de lo que es una economía predominantemente capitalista,  libre mercado,  libre fijación de precios y tasas de interés, libre circulación de bienes, el lugar de la propiedad privada, la cooptación sindical, la libre contratación, el poderío del sistema financiero ha sido tocado, ni siquiera epidérmicamente aunque obviamente los niveles de corrupción amiguismo y manipulación política distorsionan lo que debiera ser una sana competencia entre agentes económicos. Es más se ha incentivado aunque matizado por la corrupción, la  competencia en la producción de coca y cocaína, el contrabando así como la depredación de áreas protegidas y de los ecosistemas, la violación de los derechos laborales extremos que republicas que fomentan la libre empresa obviamente no permiten,  Bolivia es hoy, como lo fue desde 1985 pero mucho más un país de libre comercio donde la mano invisible ha sido remplazado por el tráfico de influencias y la coima invisible, y nada de lo que la retórica constitucional diga o los fetiches de empresas estatales en su mayoría quebradas cambia un milímetro a esa realidad.

¿Antimperialista?

Más que anti imperialista, la versión local del idiota latinoamericano, que personifica el falso licenciado y terrorista es anti norte americana, Por razones que presumiblemente se remontan a complejos individuales y colectivos es a los Estados Unidos a los que hay que odiar, no incluyendo esto a Europa, Canadá y mucho menos al gran imperio Chino, que ha venido a ocupar en la práctica, el lugar que Estados Unidos solo ocupo en la mente y en la consigna populista.  El caso CAMC parece ser la punta del iceberg de una verdadera invasión de súbditos chinos en su mayoría ligados al gobierno imperial, no de empresarios privados o turistas. Lo que hay aquí es una genuina ocupación del territorio, la economía y los recursos naturales de Bolivia por parte de capitales y personas venidas del imperio de oriente, la segunda economía mundial, con el afán de acabar como termitas con la riqueza nacional, sin inhibirse ante las leyes y fomentando la corrupción entre estados.  Esta genuina completa e indiscutible venta y entrega de la patria a los chinos supone además una consecuencia de gran devastación sobre la estructura laboral, social e incluso cultural de nuestros habitantes, especialmente los aymara y quechua, muchos de los cuales son obreros, mercaderes y trabajadores del campo y las ciudades así como empresarios y emprendedores  y que son en casos empleados violando las leyes y en otros sufren de una competencia desleal ya que ellos no tiene a un estado imperial que los socape.

¿Anticolonialista?

La entrega de Bolivia al imperio chino se acompaña de la utilización de categorías discursivas manipuladas para dar la impresión de que existe aquí un proceso de descolonización el mismo que no es verificable a nivel empírico ni en lo que concierne a la economía, entregada al imperio chino, ni como categoría sociológico cultural. En un mundo en inexorable e irreversible proceso de globalización económica, y cultural la hipotética descolonización puede prescindir de la segmentación de Bolivia en grupos discriminados en base a su hipotética raza o color de piel. Esto no es anti colonialismo, es fascismo y un retroceso de décadas que ha dividido y enfrentado innecesariamente a los bolivianos creando a ciudadanos “indígenas”  como si los que supuestamente no lo son fueran “alienígenas” y reeditando la manipulación de lo aymara y quechua con fines de beneficio político partidario como hubo  la tendencia a hacerlo en los años sesentas y setentas y el pacto “militar campesino”, un “pacto” para que los poderosos sigan usufructuando del poder y la corrupción

¿El cielo es de vos?

La retórica vicepresidencial merece ser objeto de un estudio más detallado ya que detrás de la lógica de odio, terrorismo y el un nivel de cinismo descomunal y surrealista se esconde una de las razones que ha generado violencia, agresividad, linchamientos y ha enfermado el alma de Bolivia, a tal punto que las recientes muertes en la Alcaldía alteña el linchamiento del vice ministro de seguridad interior y la masacre de 6 mineros se han vuelto eventos banales.  Ese es el “cielo” de García linera, un  infierno por que algún día será juzgado.










Por una política integral del transporte

El confuso escenario del debate público nacional podría dar la apariencia de que en él se discuten  temas políticos ideológicos y sus correlatos prácticos o cuestiones centrales de la sociedad y su futuro. En realidad,  lo que más hay es una fatigante repetición de consignas de uno y otro lado casi siempre centradas en descalificar a  las personas y  el pasado individual y colectivo.

Esto limita las posibilidades de que el debate se concentre en temas concretos que estén desprovistos de tinte político y que visibilicen las consecuencias de las políticas públicas. Un caso manifiesto es el del transporte en todas sus dimensiones. Como pocos este sector es transversal a la economía pública y privada y a la existencia diaria de  todos los ciudadanos, donde quiera que vivan o trabajen.

No obstante, lo que rige es el caos. El ejecutivo instala teleféricos no solo sin licitación ni transparencia sino sin coordinación con las autoridades locales. Ofrece carreteras, trenes  rapidos y nuevos teleféricos en similares condiciones e insiste en una carretera por el TIPNIS independientemente de lo que opinen los que allí viven, o para ser preciso, quien sea. El alcalde paceño pone  en funcionamiento buses administrados por la comuna sin tomar en cuenta al gobierno central ni mucho menos a minibuseros y sindicatos de transporte contra los que libra una suerte de guerra de insultos más que un intercambio de ideas.

Propuestas elementales en las ciudades como “la prioridad a la derecha”(o a la izquierda), que los vehículos deben detenerse ante un peatón que cruza  o que existan horarios para la circulación de vehículos de carga o maquinaria pesada ni siquiera son objeto de intentos. En su lugar,  en La Paz son las muy simpáticas cebras, -pagadas con dinero público hace más de una década, las que se promueve a pesar de que no han cambiado un ápice a la cultura ciudadana o la seguridad de peatones o conductores

Policías, Cebras y Guardias municipales se disputan, como en un carnaval,  la farsa de intentar poner orden y existen quienes desde el municipio instigan al odio contra minibuseros y afines como si no tuvieran derecho al trabajo. Los transportistas pesados se enfrentan con la policía, los del transporte sindicalizado optan por los chicotazos, en el aeropuerto de Cochabamba hay una docena de aviones botados como chatarra, las cifras del teleférico son un secreto de estado y hay rompe muelles cada cien metros en algunas partes mientras que donde se necesitan no existen. Bocina y basura son lo único universal.

A nivel internacional los corredores transoceánicos que se proyectan no incluyen a Bolivia pese a su privilegiada posición geográfica pero como se trata de realidades  de largo plazo nadie se da por enterado, mucho menos el Sr Canciller, cabeza de una repartición publica que hace 10 años solo cosecha fracasos. Quizás entre las razones de este eventual y grave marginamiento  este que fue el presidente actual el que instituyó, legitimó y institucionalizó el salvaje bloqueo de carreteras como mecanismo de presión extorsiva de un grupo social hacia el resto de la sociedad al punto de que su legado incluirá aquello, que nada se puede obtener en Bolivia hablando, solo bloqueando.


Urge intentar despolitizar esta columna vertebral de la actividad económica y de la calidad de vida que es el transporte y formular y definir un conjunto de genuinas  políticas públicas, es decir iniciativas estudiadas, consultadas, planificadas y coordinadas. Sería una oportunidad para que el gobierno, por primera vez en más de diez años, intente fungir como tal, es decir poniendo de lado sus intereses políticos de corto plazo e invirtiendo en una estrategia de largo plazo con la nación, no el aplauso fácil,  en mente.