martes, 26 de enero de 2010

¿Cumbre Climática alternativa?


La política perdería presumiblemente una de sus condiciónes intrínsecas si la distancia entre el discurso y la práctica, entre el verbo y lo real, fuera inexistente. Pero hay demagogias de proporciones tan descomunales que pasan al ámbito del surrealismo, son imposturas al límite de lo diabólico. Más que la institucionalidad democrática, derruida a plan de arbitrariedades, o las inversiones, reducidas y desaprovechadas por bravuconerías, por encima del daño infringido a la convivencia entre grupos étnicos y sociales, la verdadera víctima del populismo del MAS y del chavismo es, y lo será por generaciones, la “madre tierra” y el medio ambiente.

La producción de hoja de coca, sustento político, económico, y principal fuente de legitimidad presidencial, ha experimentado un crecimiento geométrico desde 2006, incluyendo el cultivo en áreas protegidas, y es responsable de la mayor devastación de las tierras fértiles en Bolivia desde que los conquistadores españoles decidieron acabar a plan de incendios el manto vegetal altiplánico. A la esterilización producida por el arbusto, que imposibilita cultivos posteriores y que ocupa según estimaciones 50 000 hectáreas, se deben agregar la la inmisericorde vertida de miles de litros de residuos altamente tóxicos de acido sulfúrico, cal viva y otros químicos, derivados de la masiva producción de cocaína que a migrado de sus lugares de producción en el oriente a zonas peri urbanas y rurales del occidente.

Esta devastación es relativamente conocida pero lo es menos el hecho de que “el programa de gobierno del MAS reproduce la historia del extractivismo y el cortoplacismo en la explotación de los recursos naturales”. Se vocifera sobre el agua como un derecho humano, por ejemplo, pero la minería está contaminado como nunca los acuíferos del altiplano y en la caso de San Cristóbal en pocos años habrá consumido por si sola tales cantidades que habrá convertido el sur de Bolivia en un desierto hasta debajo de la superficie.

El “sagrado” lago Titicaca se ha convertido en una cloaca producto del derrame de aguas servidas que ha crecido sin que se haya definido una política pública sobre esta problemática que ha confinado la presencia piscícola a las áreas de granja y a las especies que aun toleran esta contaminación. (Ello da una idea de lo que se come cuando se consume ese pescado). En el carnaval de Oruro, bajo la irrefrenable etiqueta de respeto a las “culturas ancestrales” miles bailaran haciendo sonar instrumentos musicales y exhibiendo vestuarios hechos con especies en extinción sacrificadas expresamente ignorando no solo las leyes sino los ruegos de organizaciones medioambientalistas y ciudadanos.

Ufano de su apoyo electoral, el gobierno seguirá sembrando las canchas de futbol de todo el país de césped sintético para que armonice con alfombra de basura plástica que acompaña al viajero a lo largo de todas las carreteras y que es la cotidianeidad de la mayoría de los pueblos, e incluso de ciudades como Oruro y Cochabamba. En esas condiciones, la cruzada internacional a favor del medio ambiente y de la “madre tierra” que intenta presentar como su nueva identidad ideológica el señor Evo Morales tiene una consistencia ética parecida a una convocatoria de Osama Bin Laden a la Paz mundial.